¿Qué es esto?

Soy un fan español de Harry Potter que quiere hacer un análisis completo de toda la saga del chico de la cicatriz, intentando destacar temas recurrentes, elementos que reaparecerán más adelante o que han aparecido después y cambios producidos en la traducción española de la saga (que no son pocos), además de curiosidades varias, para así algún día llegar a una perspectiva total de todo el universo Potter.

Cada lunes o martes habrá un post nuevo de cada capítulo de la saga analizándolo al detalle, y cuando acabe uno de los libros se hará un análisis de la película correspondiente, también habrá reseñas de la saga de Animales Fantásticos cuando vayan saliendo, así como del libro de El Legado Maldito al terminar la saga.

Asimismo, la primera semana de cada mes postearé una traducción personal de alguno de los textos que Rowling publicó en Pottermore y que ahora han quedado tristemente inaccesibles para los fans que no sepan inglés con la nueva versión. además de algunas aclaraciones sobre juegos de palabras, localizaciones, etc., y curiosidades que a lo mejor no sabíais.

Huelga decir que habrá spoilers a mansalva; si queda alguien en este planeta que no sepa las sorpresas típicos de la serie y no quiera saberlas que no se meta aquí. Queda avisado.

Cualquier comentario o sugerencia es bienvenido; ¡dejad vuestras impresiones tras leer!

lunes, 18 de diciembre de 2017

Capítulo 3: Reencuentros y noticias

En el tercer capítulo de Harry Potter y el misterio del príncipe, Dumbledore acude a Privet Drive para recoger a Harry, y se asegura de dejar las cosas claras por el camino.

Tras dos episodios lejos de nuestro protagonista, volvemos a él donde lo encontramos siempre al iniciar cada libro: en el número 4 de Privet Drive. Han pasado dos semanas y Harry, tras la experiencia del verano pasado, no alberga esperanzas de volver pronto al mundo mágico. Sin embargo, recibe inesperadamente una carta de Dumbledore en la que le comunica que va a ir a recogerle.

A Harry le cuesta creerlo; como he comentado, el verano pasado y los eventos del curso anterior le han dejado hastiado y no tiene ganas de exigir nada, así que cuando surge la oportunidad de marcharse pronto no lo ve como otra cosa que una decepción en camino, o incluso una trampa. Es un poco triste verle así, pero por suerte se equivoca.

Dumbledore, que sabe que no le queda mucho tiempo ya, está decidido a estar con Harry el mayor tiempo posible y a impartirle todo lo que necesita saber, corrigiendo los errores del anterior curso. Así, empieza por presentarse en persona en Privet Drive, para escoltarle él mismo y para consultarle asuntos importantes que requieren de su atención.

Como era de esperar, los Dursley no están nada contentos con tener a Dumbledore, el mago arquetípico por naturaleza, en su casa, y seguramente más de una vez dieron gracias de que no fuera de día. Especialmente Petunia está tensa como nunca, dado lo sucedido en el pasado. Por suerte son más bien ignorados.

Antes de nada, Dumbledore le pide a Harry que actúe respecto a la herencia recibida de Sirius. Es de destacar que el director le trate como un adulto con este asunto, dejándole tomar las decisiones y aconsejándole sólo cuando lo necesita, pero sin presionarle. Creo que Harry lo agradece, a pesar de lo espinoso del asunto.

La situación es grave: cabe la posibilidad de que la propiedad del número doce de Grimmauld Place pase automáticamente a Bellatrix Lestrange, lo que además de ser una ironía de mierda supondría el fin de la casa como cuartel de la Orden del Fénix; Sirius era consciente de esta posibilidad y nombró a Harry su heredero para evitarlo, pero no se sabe si habrá funcionado o no. Ahí entra Kreacher.

Es difícil intentar comprender a Kreacher, dadas las circunstancias, y Harry ni se molesta. Incluso a mí, que sé lo que sucederá después y por lo que ha pasado, me cuesta sentir algún tipo de lástima por el elfo ahora mismo. En fin, la situación es que, aunque Kreacher se ha librado de Sirius como quería, la consecuencia es tener que servir a Harry, a quien también desprecia, y vivir lejos de su querida casa. Que se aguante con eso.

Resueltos los asuntos burocráticos, Dumbledore centra su atención en los Dursley, para pedirles que dejen que el siguiente verano Harry se quede en su casa una vez más, la última, para garantizar su seguridad. Además, les increpa (siempre en su tono cortés, lo que lo hace doblemente potente) por la forma en que le han tratado todos estos años, terminando con soltarles la bomba de que han hecho un trabajo aún peor con Dudley, a quien han mimado tanto que tendrá dificultades para ser una persona decente (dice mucho de él que fue capaz de superar esa fase).

Pero la verdad es que los Dursley no interesan, porque ahora tenemos a Harry y a Dumbledore, listos para viajar a la Madriguera en cuanto hayan resuelto cierto asunto. Veremos qué tal les va.

Observaciones y curiosidades:
  • El título original de este capítulo es Will and Won´t, verbos auxiliares del inglés para el futuro. Por sí solos no significan nada, salvo dar un sentido de futuro positivo y negativo, respectivamente, pero Will también significa "testamento", en referencia al de Sirius, y creando así el juego con los dos significados. En la traducción directamente se inventaron un nuevo título.
  • Un pequeño error de traducción: en la noticia sobre el nombramiento de Scrimgeour se corta cuando van a hablar de Dumbledore: en el original dice "Dumbledore is known to-", que significa que se sabe que Dumbledore hará algo; en la traducción, dicen que todos saben que Dumbledore algo.
  • Dado que la farola frente a la casa se apagó a la llegada de Dumbledore, es muy probable que fuera cosa de su desiluminador. Un detalle hacia los Dursley, la verdad.
  • El comentario de Dumbledore sobre que los agapantos son unas flores preciosas fue añadido por la traducción.
  • Harry se extraña de que Dumbledore considere haber mandado un vociferador a Petunia como cartearse con ella, pero hay más cartas entre ellos de las que conoce, especialmente una cuyo remitente era la propia Petunia.
  • Como es bien sabido, la herida en la mano de Dumbledore se debe a haberse puesto el anillo maldito horrocrux de Voldemort, que también es la Piedra de la Resurrección. 
  • Al final, cuando en la traducción parece que Dudley está pensando cuándo habían maltratado a su primo, en el original parece que esté pensando en algún momento en el que le hubieran maltratado a él, a Dudley.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Capítulo 2: La calle de la Hilandera

En el segundo capítulo de Harry Potter y el misterio del príncipe, Narcisa Malfoy acude a la casa de Snape para pedirle que intervenga en la misión que Voldemort ha encomendado a Draco, poniendo a prueba la lealtad del profesor.

¿Cómo definir este capítulo? Es fácil olvidarlo en una relectura, pero fue aquí cuando la posibilidad de que Snape siguiera siendo un mortífago y hubiera estado engañando a Dumbledore todo este tiempo se hizo viable de verdad. Dio lugar a muchas especulaciones, y buena parte de las discusiones hasta la salida del último tomo trataban de si Snape era bueno, malo, o jugaba a dos bandas.

Vamos a empezar por el principio: el capítulo comienza con Narcisa y Bellatrix viajando a la casa de Snape; Narcisa desea pedirle ayuda, pero Bellatrix sólo la acompaña para intentar disuadir a su hermana, pues no cree que se deba contrariar a Voldemort, que habrá exigido discreción sobre el pan, pero sobre todo no se fía de Snape.

Sus razones para desconfiar son de peso, y son las mismas en las que los miembros del equipo "Snape bueno" se basaban para su postura: su intervención en el asunto de la Piedra Filosofal, que no intentara buscar ni apoyar a Voldemort, que no intentara matar a Harry a pesar de tener oportunidades, etc.

Snape lo sabe, y está claro que tiene preparadas las respuestas a las preguntas de Bellatrix, para así acallar murmuraciones de ella y de otros mortífagos. La pregunta es ¿las tenía preparadas porque es bueno y quiere apartar la vista de él? ¿O las tenía preparadas porque es leal a Voldemort y son las excusas que le dio al regresar, que tenía preparadas para encararse a la ira de su señor? Ambas son posibles, y al igual que le pasa a Bellatrix, el lector primerizo se queda dudoso, aunque no pueda dar argumentos de peso hacia ningún lado.

Una vez finiquitada esa parte Snape vuelve su atención hacia Narcisa: ¿Para qué le necesita? Esa es una buena pregunta que no queda respondida de forma clara en este capítulo; el lector sólo puede deducir que Voldemort ha encomendado a Draco una misión casi imposible, puede que incluso suicida, que no podrá cumplir, para castigar a Lucius. Nos encontramos ante la misma ambigüedad que se daba entre Voldemort y Colagusano al principio de El Cáliz de Fuego, sólo que esta vez hay motivos para ser tan poco hablador.

Bellatrix, desde luego, no quiere hablar con claridad del asunto delante de Snape; Narcisa, aunque sí quiere hacerlo, no es capaz de comentar los detalles por miedo (también es interesante notar que se detiene antes de afirmar que ni Voldemort ha sido capaz de matar a Dumbledore, y tanto Snape como Bellatrix parecen escandalizarse ante la mera sugestión de que su amo sea incapaz de algo o, al menos, de decirlo en voz alta). Sin embargo, las razones de Snape para ser escueto son ambiguas.

¿Realmente conoce los detalles de la misión? Es posible que no sepa nada pero esté actuando para sacar información a las mortífagas, pues no le contarían nada si él reconociese su ignorancia respecto al plan. Observemos cómo Snape comienza siendo vago y según avanza la conversación se va haciendo más detallado. Tampoco aparta la vista de Narcisa en esos momentos, así que puede haber legeremancia de por medio.

En cualquier caso, Snape accede a vigilar y ayudar a Draco en su misión de matar a Dumbledore, y para acallar más dudas se compromete mediante un Juramento Inquebrantable, que trae consigo la pena de muerte en caso de incumplimiento. Desde luego, es una forma de declarar su lealtad a sus supuestos amigos, pero ahora se ha metido en un buen lío.

Este juramento tendrá consecuencias inevitables para todos.

Observaciones y curiosidades:
  • Cuando Bellatrix le dice a Snape que en el pasado Voldemort le ha confiado cosas valiosas para él, puede estar refiriéndose a la copa de Hufflepuff, uno de sus horrocruxes.
  • La herida de Dumbledore a la que se refiere Snape es la sucedida por ponerse el anillo de Sorvolo, embrujado por Voldemort para salvaguardar el horrocrux en su interior.
  • En el original, Snape dice que Voldemort está especialmente furioso con Lucius por el fiasco del Ministerio debido a que él estaba a cargo de la misión.
  • En el original, al testigo del Juramento Inquebrantable se le llama Bonder, que viene a significar "enlazador".

jueves, 7 de diciembre de 2017

La Orden de Merlín

El texto de Pottermore de este mes trata sobre el título que se le da a los magos más sobresalientes de cada generación, como Dumbledore. Veamos qué nos cuenta Rowling:

"La Orden de Merlín (a veces abreviada como O.M.) es entregada por el Wizengamot, una organización anterior al Ministerio de Magia que hoy día funciona como una combinación de corte y parlamento. La Orden como premio consiste en una bella medalla de oro con una cinta de color verde para la primera clase, morado para la segunda y blanca para la tercera.

La Orden de Merlín, que conmemora al mago más famoso de todos los tiempos, se ha estado entregando desde el siglo XV. La leyenda dice que la cinta verde sobre la que cuelga la Orden de primera clase refleja la casa de Hogwarts en la que estuvo Merlín*1*.

La Orden de primera clase se entrega "por actos de sobresaliente valentía y distinción" en la magia, la segunda clase por "éxitos o esfuerzos por encima de lo ordinario" y la tercera clase se entrega a aquellos que "hayan hecho una contribución a nuestro conocimiento o entretenimiento".

Como suele pasar con los premios muy codiciados, los favoritos del Ministerio de Magia tienden a recibir la Orden de Merlín, especialmente de las categorías superiores, más a menudo de lo que uno podría esperar. Mientras que nadie discutió que Albus Dumbledore recibiera su O.M. de primera clase por derrotar al mago oscuro Grindelwald, hubo muchas murmuraciones entre la comunidad mágica cuando Cornelius Fudge, el ministro de magia, se concedió a sí mismo una O.M. de primera clase por una carrera que muchos consideraron menos que distinguida. Otros receptores menos dignos de la clase más elevada de Orden incluyen a Arcturus Black, el abuelo de Sirius Black, que que según se cree ampliamente la compró prestando al Ministerio grandes cantidades de oro".

*1* Esta sería Slytherin, claro.

lunes, 4 de diciembre de 2017

Capítulo 1: El otro ministro

En el primer capítulo de El misterio del príncipe, el ministro muggle de Gran Bretaña recibe una nueva visita de Cornelius Fudge, solo que esta va a ser más importante de lo normal.

Empezamos el sexto libro de la saga con una perspectiva inusual: la del primer ministro muggle, uno de los pocos británicos no mágicos que saben de la existencia de la magia, junto con las familias muggles de magos. Ya sabíamos que el ministro de magia le visita para avisarle para asuntos que puedan afectar a su mundo, pero ahora lo vemos desde la otra perspectiva.

Resulta de lo más interesante ver como el ministro (cuyo nombre no es mencionado, supongo que adrede para evitar comparaciones con el mundo real) va pasando de puro asombro y miedo a incredulidad, temor contenido y finalmente apatía hacia las visitas de Fudge, que cada vez iban siendo más breves y frecuentes.

También podemos apreciar de nuevo el paternalismo que ejercen los magos hacia los muggles: en su primera reunión Fudge se limita a hacerle saber al ministro de la existencia de la magia, los magos y el Ministerio de Magia, que contactará con él en caso de necesidad y poco más, como pensando que no tiene necesidad de explicarse más porque no se van a volver a reunir. En la siguiente reunión, que tiene un objetivo más concreto, tiene que explicarle muchas más cosas, y aún así sólo le cuenta lo mínimo. Las dos siguientes, directamente, son de entrar y salir, para quitárselo de encima y poder decir que le ha informado.

Por otro lado, es interesante el punto de vista de Fudge. El ministro no se ha ganado precisamente a los lectores en La Orden del Fénix, así que no les gustará verle ahora. Tras verse obligado a reconocer el retorno de Voldemort el ministro ha tenido que lidiar contra él y sus huestes, que ya no se molestan en esconderse, y con el pueblo mágico enfurecido por el año de negación que les puede haber costado la victoria. El hombre jovial y confiado de los primeros encuentros con su contraparte es ahora un pobre hombre cansado, pusilánime y destrozado que ha tenido que renunciar al cargo en desgracia, tal como Dumbledore le advirtió que pasaría.

Voldemort se ha mantenido activo en este tiempo, y ya ha comenzado a matar a magos y muggles, tanto enemigos como simplemente víctimas inocentes. Los dementores y los gigantes se han unido a él, y parece que el Ministerio está desbordado. Dadas las circunstancias, es normal que la comunidad mágica decida confiar en un auror con experiencia para dirigirles en estos tiempos difíciles. Así es como hace su debut Rufus Scrimgeour.

Dejando a un lado lo que sucederá después, Scrimgeour aquí parece ser un hombre serio, intimidante y profesional, que no tiene tiempo para una charla banal y que va al grano nada más llegar, tomando medidas razonables para la protección del ministro y asegurándole un canal abierto de comunicación. De momento las cosas no pintan mal del todo para el Ministerio con él a cargo.

Mientras tanto, el pobre ministro muggle trata de seguir el hilo, lo que no es fácil cuando las cosas de las que sí se entera le aterran tanto. Si bien es muy duro saber lo que está pasando, y sabiendo que puedes intentar hacer algo para intentar arreglarlo sin muchas esperanzas, peor aún es saber que no puedes hacer nada y que el pueblo que diriges puede morir por amenazas que no conocen ni entienden y que tú sólo conoces escasamente, lo justo para saber que no puedes hacer nada contra ellas.

Ahora más que nunca, estamos en guerra.

El texto de Pottermore de diciembre será sobre la Orden de Merlín, y se publicará en los días próximos. ¡Nos vemos!

Observaciones y curiosidades:
  • El título del episodio resulta interesante por funcionar a tres niveles: para nosotros el ministro muggle presentado en este capítulo es el otro ministro, pero para él Fudge es el otro ministro, y así lo llama él; además, se presenta al nuevo ministro de magia, Rufus Scrimgeour.
  • Dado que también se le compara con un sapo, se rumorea que el hombre del cuadro del ministro está relacionado con Umbridge. Que yo sepa no se ha confirmado ni desmentido.
  • En el original el ministro muggle toca la madera de su escritorio cuando piensa que en sus departamentos no se ha cometido ningún asesinato por el momento, como si tocara madera para que no suceda. En la traducción el gesto se pasa a su siguiente intervención, cuando pregunta a Fudge si no está exagerando, con lo que se pierde ese sentido.
  • Fudge tantea la posibilidad de que Dumbledore convenza a Harry para algo: como veremos, se trata de intentar que el chico apoye públicamente al Ministerio para ganar apoyo, estrategia que Scrimgeour seguirá.

lunes, 27 de noviembre de 2017

Harry Potter: La exhibición


Al fin he podido asistir a la exposición de Harry Potter en Madrid, y os escribo para contaros mis experiencias. Voy a hacer un resumen de todo lo que hay en ella, así que si no queréis saber nada de lo que os encontraréis allí dentro, no leáis esto. No lo diré todo, por supuesto, pero hay cosas que a lo mejor no querréis saber.

Ante todo, tengo que afirmar que a cualquier fan de Harry Potter le encantará visitar esta exposición. Va más encaminada a las películas que a los libros, como es lógico (todas las piezas son atrezo de las películas), pero en general los fans sabrán reconocerlo todo.


Tras pasar por taquilla (la primera, en la foto de arriba), a la derecha tenéis la consigna, para dejar vuestras chaquetas, bolsos y mochilas. A la exposición sólo se puede entrar con bolsos pequeños, así que tenedlo en cuenta. Llevaos las entradas, los móviles o las cámaras para las fotos y dinero por si vais a querer comprar en la tienda de recuerdos (está al final de la exposición, y no se puede volver a ella). Lamentablemente, cobran un euro por cada artículo que se deja en consigna. La actitud sacacuartos de esta exposición es de lo más notable.

Una vez liberados del equipaje por un módico precio, podemos ponernos a la cola, con una persona que nos dejará entrar a la hora solicitada y nos picará las entradas. Se va pasando de manera escalonada, con grupos de unos quince entrando cada cinco minutos, más o menos. Antes de entrar hay un croma para sacarse fotos en grupo con varios fondos interesantes, como el Gran Comedor, el andén nueve y tres cuartos, el castillo de Hogwarts... Una vez hecha la foto, te dan un ticket para canjearlo en la tienda por la foto en sí. No os puedo decir cuánto costaba ni si quedaba bien, porque nosotros preferimos no gastarnos el dinero en eso.


Una vez dentro, se produce una pequeña ceremonia de Selección para un par de personas del grupo escogidas por la simpática señorita que veis en la foto (Tengo entendido que hay otras personas que hacen esta función en diferentes días). Se supone que la Selección es totalmente al azar, pero puede que pedir una casa en particular convenza al Sombrero Seleccionador...

Después de un recordatorio de las normas de la exposición, al fin podemos explorarlo todo a nuestro antojo. Hay una ruta prefijada, pero podemos movernos a placer y pasar el tiempo que deseemos en cualquier parte.

El baúl de Ron, para uso y disfrute de todos.
El tablón de anuncios de la sala común de Gryffindor. Si entendéis el inglés recomiendo tomarse un momento para leerlo todo.
El aula de Pociones.
100% Lockhart.



















Atrévete a sacar una mandrágora.
La exposición está dividida en varias secciones temáticas que incluyen ropa y atrezo de los personajes y los espacios relacionados con la temática. La primera sección incluye la sala común de Gryffindor y las aulas y despachos de los profesores. Tienes a habituales como a Snape y Trelawney y a profesores temporales como los de Defensa contra las Artes Oscuras.

En la sección de Herbología hay un pequeño juego: saca la mandrágora de su maceta y te gritará como sólo ellas saben hacerlo. Parece una tontería, pero es divertido hacerlo y sacarse fotos. Lástima que no hubiera orejeras para completar la experiencia. Además, tanto grito de mandrágora empieza a hacerse cansino mientras estás en esa sección.

Lancemos unas quaffles.




Artículos de calidad para el juego del quidditch.


















Mi reino por una quaffle...

Siempre me gustó el estilo de la señora Hooch.



















La siguiente sección es sobre quidditch, del que se juega en Hogwarts y también de los Mundiales. Aquí veremos principalmente uniformes, pero también otros artículos relacionados con el deporte, como escobas y pelotas. A destacar, como veis en las fotos, otro pequeño juego en el que lanzas quaffles contra los aros. Puede ser más adictivo de lo que parece.

Siéntate, por favor.
Buckbeak parece que le va a sacudir un buen zarpazo a
Macnair en cualquier momento.

Muy fan de este espantapájaros.





















La cabaña de Hagrid por fuera (si eres capaz de verlo)











Se abrirá... No se abrirá...
















La siguiente sección va del Bosque Prohibido, junto con Hagrid y su mundo. Tengo que decir que en esta sección y la siguiente todo está demasiado oscuro. No cuesta demasiado ver los objetos, pero las fotos no van a salir bien a menos que tengáis una buena cámara (recordad que no se permite flash). Podéis verlo en las fotos del espantapájaros y de Buckbeak, que están aclaradas digitalmente, y aún así no se ve demasiado bien.

En la cabaña de Hagrid hay más luz, y es una delicia de ver. Atentos al huevo de Norberto y sobre todo al sillón de Hagrid, en el que te puedes sentar sin problemas (y es altamente recomendable). En la foto no se aprecia bien pero es enorme.

Atuendos de los varios mortífagos.
Los horrocruxes, en toda su gloria.
¡¡Un dementor!!
La siguiente sección trata sobre las Artes Oscuras, de Voldemort y sus seguidores. Aquí encontraréis ropajes y artefactos relacionados con los villanos de la saga, de Voldemort para abajo. Al igual que antes, la iluminación es bastante deficiente. Pega con la temática, pero va fatal para las fotos (tengo que decir que las fotos están retocadas digitalmente; en algunas directamente no se veía nada).

Las cuatro casas. ¿Cuál es la tuya?

El Gran Comedor, lleno de gente.

Ñam, ñam. Hicimos la visita a la hora de comer y me
dieron ganas de romper el cristal y zampármelo todo.

Dobby, escondido detrás de la túnica de Dumbledore.

Conecta cada traje con su dueño en el Baile de Navidad.
















La última sección se estiliza de manera genial como el Gran Comedor, pero en general es un batiburrillo de las cosas que no encajaban en las otras secciones, como la Orden del Fénix, los Sortilegios Weasley o el Torneo de los Tres Magos. Y Dobby. No es que me queje, es la sala más abarrotada y estarás mucho rato en ella.

Esta es en general la distribución de la exposición. Después de esta sección se encuentra la tienda de regalos para cerrar el recorrido, con objetos de alta calidad y alguno exclusivo, pero todos bastante caros. Realmente, para la mayoría de cosas hay tiendas en Madrid o por Internet que las venden más baratas y de igual calidad. Como comentaba, esta exposición tiene mucho de sacacuartos.

Todo lo que os he comentado es sólo una parte de todo lo que descubriréis en la exposición de Harry Potter. Me he dejado algunas de las sorpresas que os esperarán en ella, y seguro que encontraréis algo que os encante. Tengo que comentar para terminar que recomiendo ir entre semana, porque el precio de la entrada es más reducido, y debo suponer que habrá menos gente. Yo fui un martes a la hora de comer y estaba todo a rebosar, así que haceos una idea.

Me encantó estar allí y ver a tanta gente disfrutar con Harry Potter. No sólo había jóvenes que descubrieron la saga mientras crecían como yo, sino también chavales que descubrieron la saga con las películas o incluso después, adultos más mayores que iban en grupo y familias enteras, todos compartiendo su pasión por esta gran saga. Una gran experiencia.

La semana que viene empezarán las reseñas de El misterio del príncipe. ¡Nos vemos!

lunes, 20 de noviembre de 2017

Harry Potter y la Orden del Fénix: la película


Dirigida por David Yates (que a partir de aquí dirigió el resto de la saga, así como la de Animales Fantásticos). Se estrenó en julio de 2007.

La quinta entrega de la saga cinematográfica irónicamente es una de las películas más cortas de Harry Potter a pesar de adaptar la novela más larga con diferencia. Esta situación la convierte en una película como de transición, que por sí sola no funciona tan bien como lo hace junto a su predecesora.

La Orden del Fénix aprovecha el resultado de El Cáliz de Fuego para crear un ambiente serio y taciturno. Voldemort ha vuelto y Harry ha estado presente en los terribles acontecimientos que llevaron a su restauración, que le han afectado profundamente. Él y los demás compañeros de Hogwarts deberán tomar cartas en el asunto para poner su parte en el conflicto inminente, aunque para ello deban ir contra su gobierno.

Daniel Radcliffe encarna a la perfección la sensación de terror y pánico inminente, y tiene poco tiempo para bromas en esta película. No es el Harry gritón y desagradable del libro, sino que su conflicto es más interno. Eso se agradece. Por tanto, Rupert y Emma dan a sus personajes un rol más de apoyo que de contención respecto a Harry, y les queda bastante bien.

Otros personajes ya establecidos, como el Neville de Matthew Lewis, la McGonagall de Maggie Smith, el Sirius de Gary Oldman y el Lupin de David Thewlis alcanzan cotas excelentes de grandeza en esta película. En particular, Gary Oldman le da a Sirius un cariño y una gran fuerza a todas sus escenas, y querrás que esté ahí siempre (haciendo de su muerte algo aún peor de lo que ya es). Asimismo, Matthew Lewis aprovecha su estirón para vender con gran éxito la evolución de Neville en esta película.

En lo que respecta a personajes nuevos, tenemos a tres excelentes actrices que dan gran vida a sus personajes:

Evanna Lynch interpreta a Luna de manera magistral, es sin duda un gran descubrimiento. Más allá de que se parezca a ella físicamente, todo lo que la rodea es 100% Luna, y se hace con cada escena en la que se encuentra gracias a su optimismo desenfrenado y sus saltitos por los pasillos. Todo lo que pueda decir es poco.

Por el contrario, Imelda Staunton no se parece a la Umbridge de los libros, pero eso no juega en su contra: de hecho, hace que su actuación de señora dulce parezca más realista, y no se corta un ápice en mostrar toda su maldad cuando hace falta. Tanto cuando finge educación, como cuando se relame en su maldad, como cuando está en apuros, Staunton es una Umbridge perfecta.

Por último, pero no por ello menos importante, Helena Bonham Carter se ha hecho con el personaje de Bellatrix Lestrange y le ha dado un poder impresionante, tanto con su extravagante vestuario (en el que la propia Helena intervino) como con su comportamiento y gestos, que dan a su Bellatrix un aura de poder y de locura infantil que hacen un placer verla en acción, aunque sea contra los héroes.

Otros puntos positivos:

- El Atrio del Ministerio de Magia está increíblemente bien diseñado, con un estilo que aúna belleza y funcionalidad, y que parece realmente estar bajo tierra. Especialmente me gusta el diseño de las chimeneas de entrada, lujosas pero sobrias. La sala del tribunal también me parece estupenda, mucho mejor que la vista en El cáliz de fuego, que parecía demasiado estrecha y agobiante.

- No he mencionado antes a los actores de Kingsley y Tonks, George Harris y Natalia Tena, porque sus papeles son bastante menores, pero sin duda hacen un buen papel en las escenas que les dan. Los dos son personajes que me encantan, y sus actores los clavan.

- Los thestrals no están nada mal hechos, aunque no se parecen a los que yo visualizaba al leer sobre ellos. La cría de thestral me dio muy mal rollito.

- El montaje del Ejército de Dumbledore resume de manera perfecta todo el tema de la película, y lo convierte en el centro del argumento casi sin esfuerzo. En el libro no nos hacíamos realmente idea de cómo enseñaba Harry, y aquí es una gozada verle yendo de un lado para otro, dirigiendo a sus compañeros, animándolos y corrigiéndolos. Su línea de que todos los grandes magos y brujas fueron una vez alumnos como ellos es de las mejores que he oído.

- También me gustó mucho la escena en la que Harry le devuelve a Umbridge su "no debo decir mentiras". Es un tanto tópico, pero no queda mal.

- Aunque el Departamento de Misterios termina reducido a la sala de las profecías y a la del arco, ambas están bastante bien hechas. Debo decir que para las profecías se hicieron 15.000 esferas de cristal auténticas, que se multiplicaron hasta el infinito con efectos especiales.

- La batalla entre Dumbledore y Voldemort es sencillamente espectacular. Me he quejado antes de que ignoren la variedad de conjuros de este universo en favor de haces de luz intercambiables, así que es justo mencionar que aquí ambos personajes hacen gala de una variedad de conjuros muy interesante. Aunque la pelea vaya por derroteros distintos a los del libro, no por ello es menos vistosa.

Puntos negativos:

- Se reduce a casi nada la conversación con los Dursley, que a mi juicio fue un momento importante, sobre todo para Petunia. Además, la guardia llega justo después, así que Harry no tiene motivos para pensar que le ningunean.

- Esto es un poco tontería, pero hacer que la cabina de entrada al Ministerio use dinero de verdad (dinero muggle, además) es totalmente absurdo, pues ningún mago lo llevaría consigo, y así es perfectamente posible que un muggle acabe en el Ministerio por querer llamar por teléfono. En el libro la cabina aparece como estropeada y no usa dinero.

- Llega un punto en el que se pasan con los decretos de Umbridge. No está demasiado fuera de su carácter, pero peligra demasiado en caer en lo ridículo con semejante cantidad.

- La falta del espejo de doble sentido es perturbadora. En Las Reliquias de la Muerte lo reinsertaron como si hubiera estado siempre ahí, y quedó fatal. Casi le hacen lo mismo a Kreacher, pero por suerte Rowling intervino.

- La escena del peor recuerdo de Snape está bien hecha, pero se deja el momento fundamental en el que llama sangre sucia a Lily. Es cierto que Harry accede al recuerdo de manera distinta, y por tanto no es necesariamente su peor recuerdo, pero es un momento importante que queda omitido.

- Aunque la escena cumbre de Fred y George está bien enmarcada y es espectacular en tono, diversión y alegría, la pongo aquí por tener lugar durante los TIMO, cuando Fred y George jamás interrumpirían un examen tan importante. Además, me gusta la parte de los TIMO en el libro, y en la película se reduce sólo a esto.

- No hay nada de quidditch, y dado que el quidditch era importante para la evolución de Ron como personaje, eso no es nada bueno. Tampoco nada del tema de los prefectos.

- Harry oye la profecía en su totalidad antes de la emboscada de los mortífagos por alguna razón. Esto es puramente para ganar tiempo, y también le hace un perjuicio a la charla con Dumbledore. En el libro es un momento muy importante para Harry, y en la película no le hacen justicia.

Para resumir, la película de Harry Potter y la Orden del Fénix hace maravillas con el conflicto central entre el Ejército de Dumbledore y el Ministerio encarnado en Umbridge, y refleja con precisión la oscuridad que va consumiendo a nuestros protagonistas. Lamentablemente, la película también peca de olvidarse de elementos quizá menos destacables pero también importantes, que la hacen cojear más de lo que merecería en otro caso.

La semana que viene publicaré una reseña de la exposición de Harry Potter, que visitaré en breve :D, y la siguiente empezaré con El misterio del príncipe, además del texto de Pottermore para diciembre. ¡Nos vemos!

martes, 7 de noviembre de 2017

Capítulo 38: Comienza la segunda guerra

En el último capítulo de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry pasa los últimos días del curso perdido y sin saber qué hacer ni cómo actuar, pero siempre tendrá a sus amigos a su lado para cuando lo descubra.

¿Cómo debería sentirse Harry en estos momentos? El lector, según sus experiencias personales, empatizará con él de una forma u otra y considerará que sus acciones son lógicas en su situación; otros creerán que debería ser más abierto con sus sentimientos, pues tiene gente a su alrededor que estará a su lado siempre. Yo, tras tantas lecturas y mis propias experiencias, no estoy seguro de qué postura adoptar.

Y la verdad es que Harry tampoco está seguro. Alterna entre querer estar entre amigos a querer estar solo, y entre la desesperación por no poder estar con Sirius nunca más y los esfuerzos por seguir adelante. Es comprensible, pero le hace errático e inestable durante todo el capítulo, por no hablar de que ha perdido toda sombra de contención y antagoniza a Malfoy y a Snape sin cortarse ni un pelo. Menos mal que es capaz de ser algo amable con Nick y Luna.

Ron y Hermione no hacen mucho. Los dos pasan convalecientes buena parte del capítulo, impidiendo que puedan acompañar a Harry en sus paseos de melancolía. Incluso cuando salen de la enfermería, no insisten en el tema, tratándole como siempre. Eso está bien, pero tendrán que hablar antes o después. Por otro lado, Hagrid intenta abordar el tema y Harry lo rechaza de plano, así que supongo que no hay una decisión buena en este asunto.

El día del banquete Harry se niega a asistir porque cree que Dumbledore hablará de Voldemort y de él (afrontémoslo, sin duda lo hizo, y se llevaría un pasmo al ver que no estaba en el comedor), y se queda en su dormitorio ordenando su baúl. Esto le lleva a encontrar el regalo que Sirius le dio antes de volver a Hogwarts al terminar las vacaciones de Navidad, el espejo de doble sentido.

Es una cruel ironía descubrir que Harry podría haberse comunicado fácilmente con su padrino cuando le necesitaba en Pascua y, sobre todo, en aquel día fatídico, impidiendo que el plan de Voldemort funcionara. Sin embargo él no se centra en eso. Al leer la nota de Sirius entra en su interior la posibilidad de hablar con él, incluso si está muerto. El espejo no le funciona, así que prueba otra cosa. Eso le lleva a Nick.

Nick Casi Decapitado nunca ha sido un personaje muy relevante, así que esta escena, en la que reflexiona sobre la muerte y lo que hay después, resulta muy profunda. Los fantasmas, concluye Nick, son sólo una forma cobarde de huir de la muerte, pero con el resultado de terminar en un limbo entre la vida y la muerte para toda la eternidad, sin posibilidad de arrepentirse y proseguir más allá. Aunque no conoce a Sirius tan profundamente como Harry, el fantasma de Gryffindor sabe que nunca haría eso. Él ha seguido adelante, y Harry debe hacer lo mismo.

En ese sentido Luna resulta de mucha ayuda. Ella perdió a su madre cuando era lo bastante mayor como para saber qué pasaba, así que puede conectar con él en estos momentos. Su simplicidad y alegría ante lo que aún tiene se contagian un poco a Harry, que realmente lo necesitaba. Su escena juntos es de las más fuertes de la saga.

Ahora Harry puede disfrutar de un placentero viaje de vuelta junto a sus amigos, más unidos que nunca, y al llegar a King´s Cross descubre que los miembros de la Orden han acudido a despedirse y a asegurarse de que no lo pase mal con los Dursley.

Suceda lo que suceda, Harry siempre tendrá a su lado gente a la que le importa y desea su bienestar, y lo sabe. Lo sabe en el fondo de su corazón.

Así terminamos con Harry Potter y la Orden del Fénix, 10 meses después del primer capítulo. La reseña de esta semana ha venido más tarde por temas personales, y, para tener tiempo de hacerlo todo bien la reseña de la película será en dos semanas, el día 20 de noviembre. La semana siguiente será la reseña de la exposición de Harry Potter si todo va bien (os recuerdo que comienza el 18 de noviembre), así que las reseñas de El misterio del príncipe comenzarán el 4 de diciembre. ¡No os perdáis nada!

Observaciones y curiosidades:
  • En el original, no se dice que Peeves le había quitado al bastón a la profesora McGonagall para golpear con él a Umbridge, sino que se lo había pedido prestado.
  • Aunque Harry rompe el espejo al lanzarlo contra el baúl, los fragmentos se quedarán allí y Harry cogerá uno para llevarse consigo en Las reliquias de la muerte, que le será de gran ayuda.
  • En la traducción, se omite una línea de Nick después de decirle a Harry que no es el único que llega tarde al banquete, diciendo que es tarde para él en un sentido totalmente distinto al de Harry. Esto es porque late ("tarde" en inglés) también puede significar "fallecido". Probablemente se quitó por la imposibilidad de traducir el juego de palabras. 
  • En la traducción también omiten una frase de Luna cuando habla del velo, que dice: "En aquella sala con el arco. Es sólo que se ocultaban de la vista. Tú los oíste".
  • Hay que notar que Tonks y Lupin están uno al lado del otro en la recepción de Harry y los otros.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Sybill Trelawney

En el texto de Pottermore de noviembre veremos la historia de nuestra adivina favorita, la profesora Trelawney. Veamos qué nos cuenta Rowling sobre este personaje:

"Sybill es la tataranieta de una adivina genuina, Cassandra Trelawney. El don de Cassandra se ha diluido mucho en las generaciones siguientes, aunque Sybill ha heredado más de lo que piensa. Medio creyéndose sus propias mentirijillas sobre su talento (porque es un fraude en al menos un 99%), Sybill ha cultivado un carácter dramático y disfruta impresionando a sus alumnos más crédulos con predicciones de muerte y desastre. Tiene un don para los trucos de los adivinos de fortuna; leyó con precisión el nerviosismo de Neville y su debilidad ante la sugestión en su primera clase, y le dijo que rompería una taza, cosa que terminó sucediendo. En otras ocasiones, los estudiantes crédulos le hacen el trabajo. La profesora Trelawney le dijo a Lavender Brown que algo que temía sucedería el dieciséis de octubre; cuando Lavender recibió ese día la noticia de que su conejo mascota había muerto, lo conectó de inmediato con la predicción. Toda la lógica y el buen sentido de Hermione (Lavender no temía la muerte de su conejo, que era muy joven; el conejo no murió el día dieciséis, sino el día anterior) cayeron en saco roto: Lavender quería creer que su infelicidad estaba profetizada. Por la ley de probabilidad, las rápidas y frecuentes predicciones de la profesora Trelawney a veces aciertan, pero la mayor parte del tiempo está llena de humo y espejos.

A pesar de todo, Sybill experimenta episodios muy raros de genuina clarividencia, que nunca puede recordar una vez finalizados. Se aseguró su puesto en Hogwarts porque reveló en su entrevista con Dumbledore que era poseedora inconsciente de un importante conocimiento. Dumbledore le dio asilo en la escuela, en parte para protegerla, en parte con la esperanza de que a la primera profecía genuina le siguiesen más (tuvo que esperar muchos años para la siguiente).

Consciente de su bajo estatus entre los otros profesores, que en general poseen más talento que ella, Sybill pasa la mayor parte del tiempo lejos de sus colegas, en el despacho en su torre, sofocante y abarrotado de objetos. No es sorprendente, quizás, que desarrollara una dependencia al alcohol.

Las profesoras Trelawney y McGonagall son opuestas polares; una un tanto charlatana, manipuladora y grandiosa, la otra ferozmente inteligente, severa y estirada. Sabía, sin embargo, que cuando la extraña consumada y nada hogwartiana Dolores Umbridge intentara echar a Sybill de la escuela, Minerva McGonagall, que ha criticado a Trelawney en muchas ocasiones, mostraría la verdadera bondad de su carácter y saldría a su defensa. Hay un cierto patetismo en la profesora Trelawney, por irritante que la encontraría en la vida real, y creo que Minerva sintió su sensación subyacente de insuficiencia."

Pensamientos de J.K. Rowling

"Creé historias detalladas para muchos de los empleados de Hogwarts (como Albus Dumbledore, Minerva McGonagall y Rubeus Hagrid), alguna de las cuales se usó en los libros, y algunas no. Es en cierto modo adecuado que sólo tenga una idea vaga de lo que le sucedió a la profesora de Adivinación antes de acabar en Hogwarts. Imagino que la existencia de Sybill anterior a Hogwarts consistía en vagar por el mundo mágico, intentando sacar partido a su ascendencia para asegurarse un empleo, pero rechazando todo lo que no le ofreciera lo que ella sentía merecedor de su estatus como adivina.

Me encantan los apellidos de Cornwall, y nunca había usado ninguno hasta el tercer libro de la saga, así que de esa forma consiguió su apellido la profesora Trelawney. No quise llamarla nada cómico, o que sugiriera artimañas o trucos, sino algo impresionante y atractivo. Trelawney es un apellido muy antiguo, sugestivo de la dependencia excesiva de Sybill en su ascendencia cuando busca impresionar. Existe una bella canción antigua de Cornwall con ese nombre (La canción de los hombres del Oeste). El nombre de Sybill viene de sibila (Sibyl), que era una mujer clarividente de tiempos antiguos. Mi editor americano quería que la llamara directamente Sibyl, pero yo prefería mi versión, porque aunque mantiene la referencia a las augustas clarividentes de la antigüedad, en realidad no es más que una variante del mundano nombre femenino Sybil. La profesora Trelawney, a mi parecer, no encajaba realmente como una sibila."

lunes, 30 de octubre de 2017

Capítulo 37: La profecía perdida

En el capítulo 37 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Dumbledore y Harry tienen su charla habitual de final de curso, solo que esta vez todo es distinto.

La charla que se produce después del clímax en cada libro ya es algo habitual. Dumbledore explica a Harry y a los lectores las cosas que han quedado sin resolver hasta el momento, y en general cierra la trama del libro. A estas alturas, ya es una tradición de la saga. Es más, en este capítulo revisitamos las ocasiones anteriores desde el punto de vista de Dumbledore.

Por supuesto, Harry no está de humor para recibir una charla. Una vez pasada toda la adrenalina del enfrentamiento contra Bellatrix y Voldemort no tiene más remedio que pensar, y la culpa le corroe por dentro. Lo peor de todo es que sí tiene algo de culpa en lo que ha sucedido, pero, por supuesto, no la tiene toda, y no debe apalearse por ello. Sin embargo, no es fácil pensar de otra manera.

Dumbledore lo sabe, pues también ha perdido a seres queridos, y su experiencia le permite empatizar con Harry, por más que éste quiera negar la posibilidad; para él no hay nada más doloroso que lo que está sufriendo en aquel momento, y cualquier intento de entenderle, de sentir lo que él siente, es inútil y falso.

No es que el director no haya pasado por las mismas experiencias; pero al igual que supo en su día que tenía que sacarle la información a Harry lo antes posible a pesar de su estado, ahora también sabe que necesita oír lo que tiene que contarle, aunque en ese momento él pueda pensar lo contrario. Así pues, espera con paciencia y serenidad a que Harry acceda a escuchar.

A Dumbledore también le reconcome la culpa: se alejó tanto de Sirius como de Harry en un intento de protegerlos, pero el resultado final ha sido desastroso. Especialmente, su idea de que Snape enseñara oclumancia al segundo fue un error absoluto. Consciente de las consecuencias de sus errores, ha decidido contárselo todo a Harry al fin (bueno, todo no. En todo caso, lo que sabe seguro).

Así, vemos los eventos de la saga desde la perspectiva de Dumbledore, parte benefactor y parte conspirador. Aunque el director siempre tuvo en mente el bienestar de Harry, de una forma u otra sabía que el muchacho sería la clave para acabar con Voldemort de manera definitiva, y tomó los pasos necesarios para que eso sucediera.

Así, vemos las anteriores charlas de final de curso desde su perspectiva: cómo, año tras año, Harry se desenvolvía en circunstancias imprevistas mucho mejor de lo que el director pudiera haber previsto, y cómo su interés pragmático se fue tornando en un cariño legítimo, un deseo de proteger a Harry a costa de todo lo demás, como haría un padre. Es decir mucho que Dumbledore le esté confesando esto, desvelando hasta qué punto le tiene en estima, en un intento casi desesperado de excusarse por no contarle antes el contenido de la profecía.

El contenido de la profecía no es realmente importante desde el punto de vista del lector, pero para los personajes de la historia es una revelación devastadora: una persona al parecer nacida con el fin de matar a Voldemort interesará inevitablemente al propio villano y a sus enemigos; el señor oscuro, que sólo se enteró de parte de la profecía, trató de atajar el problema de raíz y al hacerlo cumplió la siguiente parte de la profecía. Por su parte, Dumbledore no dio la profecía por completada con su derrota y tomó las medidas necesarias.

Así, Harry debe unir a la muerte de Sirius la revelación de que está destinado a acabar con Voldemort algún día, siempre que su enemigo no acabe con él primero. Con todo, podemos saber que si hay alguien que puede entender su situación mejor que nadie, es Dumbledore.

Esta semana empieza noviembre. El texto de este mes será sobre la profesora Trelawney, que inició toda la trama con su fatídica profecía. ¡Nos vemos!

Observaciones y curiosidades:
  • El director corpulento de nariz roja que pregunta a Harry si Dumbledore volverá pronto es Dexter Fortescue, el antepasado de Florean Fortescue. Para saber más sobre ambos consultad este texto.
  • En la traducción, Dumbledore dice que Rookwood informó a Voldemort de que las profecías sólo podían ser retiradas por aquellos a los que se refieren, y que él (Voldemort) ya conocía esa información. Sin embargo, eso no tendría sentido, porque entonces no habría intentado mandar a Sturgis y a Bode a cogerla. En el original dice que lo que le cuenta Rookwood a Voldemort ya lo sabían ellos, la Orden del Fénix. 
  • Como sabéis, el espía que captó parte de la profecía no fue otro que Snape, que al contarle a Voldemort lo que pudo escuchar lo inició todo, incluyendo su propio cambio de bando. Asimismo, quien descubrió a Snape y le echó del local fue Aberforth, el dueño del local y hermano de Dumbledore.

lunes, 23 de octubre de 2017

Capítulo 36: El único al que temió

En el capítulo 36 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry trata de vengar a Sirius frente a Bellatrix, pero se encuentra con más de lo que puede soportar.

Incredulidad. Negación. Dolor. Furia. Miedo. Rencor. Desesperación. Resignación. Son algunos de los estados de ánimo por los que pasa Harry en este capítulo, y va de uno a otro a gran velocidad. La muerte de Sirius aún no se ha asentado en su mente, y huye de ese dolor de cualquier forma que encuentra.

Las extrañas circunstancias de su muerte llevan a Harry a dudar de lo que dice Lupin; nosotros también podemos dudar, o querer hacerlo, pero hablamos de Lupin. Sirius era el único amigo cercano que le quedaba tras la muerte de James y la traición de Peter, y se alegró mucho de reanudar su amistad cuando le demostró su inocencia. Sabemos por su texto en Pottermore que la muerte de su amigo le causó un gran pesar. Si hay alguien a quien creer cuando dice que Sirius ha muerto, es a Lupin, porque si no tuviera la absoluta certeza lo negaría también por cualquier medio.

Dicho esto, Lupin es capaz de mantener su entereza, porque Harry y los chicos le necesitan. Elimina la maldición echada a Neville y pregunta por el resto de los chicos, pero Bellatrix derrota a Kingsley y se zafa de Dumbledore, y Harry pierde la cabeza. Aunque no haya aceptado del todo que Sirius no está, tiene claro que Bellatrix es la responsable, y no se va a ir de rositas delante de él. La persigue furioso sin que nadie pueda detenerle.

Bellatrix estaba intentando escapar mientras aún puede, pero al ver que Harry es el único que la sigue se detiene para intentar hacerse de nuevo con la profecía, todo ello mientras se burla de haber matado a Sirius. Conociendo a Bellatrix, sin duda no lo está haciendo de manera táctica para ofuscar a Harry, sino sólo por puro sadismo. Aún así, tiene su efecto.

No hay una magia especial que le permita a Harry superar al enemigo que venció a Sirius; su justa ira tampoco le hace obtener la fuerza suficiente para vengar a su padrino. La asesina es superior en poder, habilidad y experiencia y aún con toda su ira Harry se ve obligado a mantenerse oculto sólo para no morir al instante. Cuando Bellatrix exige la profecía, nuestro héroe se aferra a ese cabo y, burlón y cruel, se relame en el hecho de que está destruida, que al final Voldemort ha fracasado en su gran plan y que Bellatrix se enfrenta a la decisión entre volver a su señor con las manos vacías o entregarse a la Orden. Ese sadismo también tiene efecto, pero el propio Voldemort aparece al instante para acabar con esa alegría cruel.

Voldemort está furioso pero calmado: la profecía, el secreto para destruir a Harry Potter, está hecha añicos, y el propio Potter es el responsable, habiendo pasado por su supuesta élite para conseguirlo. Aún así, decide no andarse con rodeos como la última vez y trata de acabar con él usando un buen Avada kedavra ya que está allí, y Harry ni siquiera es capaz de defenderse. Podría haber funcionado (o no, visto que comparten un lazo de sangre), y habría hecho que todo el plan para conseguir la profecía resultara bastante inútil, pero Dumbledore aparece justo a tiempo para evitarlo.

Así comienza un duelo titánico entre los líderes de los dos bandos, a los que aún no habíamos visto cara a cara durante la historia. Tras una breve dialéctica que resume las posturas de ambos, los dos desatan conjuros y maldiciones de toda clase a un nivel muy superior a lo visto hasta ahora, y a un ritmo frenético.

En todo momento Dumbledore mantiene la calma, mientras que Voldemort lo intenta pero es incapaz, y por eso es incapaz de conseguir la ventaja. Tras un intento bien organizado que fracasa debido a la intervención de Fawkes, cambia de táctica y posee a Harry, esperando que su rival se vea obligado a acabar con el chico y además sufra por tener que hacerlo. La jugada es maestra, y es lo que Dumbledore intentaba evitar haciendo que Harry estudiara oclumancia.

Por su parte, Harry ha estado pasivo en los últimos momentos y, tras un breve momento de triunfo ante la aparente huida de Voldemort, cae en un fuerte dolor y sufrimiento, con la perspectiva de morir a manos de Dumbledore. Pero no tiene miedo, sino resignación. El dolor es tal que prefiere morir, y eso le lleva a pensar de nuevo en Sirius, en estar con él, aunque sea en la muerte.

Es amor, y aunque no sea el tipo de amor que se desearía tener, es igual de efectivo contra la posesión de Voldemort, que siente él mismo el dolor que estaba infligiendo a Harry, y esta vez sí se ve obligado a huir (hay que destacar que se toma la molestia de llevarse a Bellatrix, y el ministro y los aurores le descubren cuando lo hace. Voldemort debía saber que corría ese riesgo, así que es un momento destacable).

Cuando Harry despierta, todo ha terminado: Voldemort ha huido y el Ministerio ha acudido al fin, a tiempo para verle huir ellos mismos. Ya no pueden negar la evidencia, así que Dumbledore impone sus condiciones y envía a Harry a Hogwarts para que descanse mientras él y Fudge discuten brevemente lo ocurrido.

Lo que llevábamos todo el libro deseando, que el Ministerio reconociera el retorno de Voldemort, al fin ha sucedido. Pero hemos perdido demasiado para llegar hasta aquí.

Observaciones y curiosidades:
  • Cuando Harry le enseña la mano a Bellatrix para demostrar que no tiene la profecía, el rayo que le envía esta es rojo en la traducción (señal de un encantamiento desmaius), pero verde en el original (señal de un avada kedavra).

lunes, 16 de octubre de 2017

Capítulo 35: Detrás del velo

En el capítulo 35 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry y sus amigos terminan atrapados entre un montón de mortífagos, y la batalla por la supervivencia tendrá un alto coste.

Este es un capítulo triste. Saber lo que va a pasar al final añade una gran tensión a los eventos que se suceden en el capítulo, pues el lector que repite tiene el conocimiento de que esta va a ser la última intervención de Sirius.

Y es un capítulo movido: ahora que los mortífagos se han revelado, Harry es consciente de que todo era una trampa de Voldemort para conseguir la profecía, aunque no sepa qué es realmente. No hay tiempo para lamentos; inmediatamente valora la situación y busca la forma de sacar a sus amigos de allí como sea.

No tarda en concluir que los mortífagos quieren la profecía intacta por encima de todo, y los matarán a todos cuando la consigan; entre tanto no tienen más remedio que contenerse para no romper la frágil esfera. Harry les insta a hablar todo lo posible mientras busca un plan para aprovechar esa ventaja. Hay que decir que, aun tras averiguar que la profecía es la clave de por qué Voldemort fue a por él de bebé, lo deja pasar por el momento para seguir con su estrategia. Eso es muy loable.

Por su parte, Lucius está tratando de dirigir a los mortífagos en una misión que necesita cierta sutileza, algo para lo que no están muy capacitados. Al contrario que sus colegas, especialmente Bellatrix, Lucius es conciliador y busca medios para que todo sea más fácil. Casi llegas a creerte que les dejará irse si Harry les entrega la profecía. Casi.

En el momento en el que sus enemigos están lo bastante distraídos los miembros del ED destruyen las estanterías que les rodean y salen corriendo como alma que lleva el diablo, mientras que los mortífagos se van recuperando de la confusión y les persiguen. Harry termina con Hermione y Neville, y se enteran de que sus enemigos se están dividiendo en parejas para registrar el departamento.

Así comienza un juego del gato y el ratón entre el Ejército de Dumbledore y los mortífagos. Los jóvenes hacen un buen trabajo dadas las circunstancias, pero sus enemigos les superan en número y experiencia, y los pobres van cayendo uno tras otro, empezando con Hermione, quien se supone que es la más hábil del grupo. Un truco habitual para dar drama a la situación.

La maldición que le echa Dolohov a Hermione, así como los efectos de la campana del tiempo en el mortífago corpulento, añaden horror a toda la persecución. Cuando consiguen reunirse con el resto Ginny tiene un tobillo roto y no puede moverse, y Ron ha sido afectado por algo y es más un estorbo que una ayuda, sobre todo cuando toca uno de los cerebros. Con su nariz rota Neville no puede hacer mucho y Luna cae inconsciente rápido, dejando a Harry como el único que puede luchar.

Harry huye desesperado, tratando de ayudar a sus amigos alejando a los mortífagos de ellos, pero Neville no está dispuesto a dejarle solo. Lamentablemente, no puede hacer nada y es torturado por la misma persona que torturó a sus padres. Muestra una gran entereza frente a la tortura y el trauma, pero al final Harry tiene que entregar la profecía para salvar a su amigo. Es el momento de la caballería.

Gracias a Snape la Orden del Fénix llega a tiempo para tomar el relevo, y todo parece estar resuelto. Harry y Neville tratan de ponerse a salvo en medio de una batalla entre magos adultos, pero los mortífagos no van a permitirlo, y acaban obligados a intervenir en alguna pelea. Los malos siguen teniendo la ventaja numérica, y la Orden pronto se ve en problemas. Es la hora de Dumbledore.

La aparición de Dumbledore parece que lo resuelve todo: los mortífagos no pueden hacer nada contra él, y aunque la profecía fue destruida entre el revuelo, lo importante es que Voldemort no podrá hacerse con ella. Sin embargo, Sirius y Bellatrix siguen peleando.

Sirius ha conseguido una ocasión para salir y pelear, y además es para defender a Harry. No le va a pasar el relevo a Dumbledore así por las buenas, y Bellatrix es una rival que tiene más de personal para él que el resto. Lamentablemente, su actitud no le hace bien, y una maldición repentina le hace atravesar el terrible y misterioso velo.

Las circunstancias son lo bastante extrañas como para compartir la seguridad de Harry de que Sirius sigue aquí, y que en cualquier momento reaparecerá, sonriente y listo para otra ronda, o magullado pero dispuesto a continuar luchando por su ahijado. Pero no es así. Sirius se ha ido, y ya no volverá.

Harry se ha quedado solo una vez más.

Observaciones y curiosidades:
  • El conjuro fermaportus viene del francés fermer (cerrar) y del latín portus (puerta). En el original este conjuro es Colloportus (collo significa "atar" o "sellar" en latín).
  • Tal como supone Harry, los relojes de arena que destruye Neville eran giratiempos, todos los del Ministerio, eliminando convenientemente la posibilidad de usarlos de nuevo en el futuro. En el texto de Pottermore sobre los giratiempos Rowling explica sus motivos para crear esta situación.
  • Cuando Dolohov le rompe la nariz a Neville, este empieza a hablar con voz nasal, y no se le entiende bien, además de que no puede pronunciar bien los conjuros, con lo que no le funcionan. En la traducción esto no pasa y Neville sigue hablando normal, dejando sin explicación el porqué no puede usar conjuros (en su día yo pensaba que era porque estaba usando la varita de Hermione).

lunes, 9 de octubre de 2017

Capítulo 34: El Departamento de Misterios

En el capítulo 34 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry y los demás viajan al Ministerio de Magia con la esperanza de rescatar a Sirius, pero no se encuentran con lo que esperaban.

Tras librarse de todos los impedimentos, Harry al fin puede viajar al rescate de Sirius como pensaba hacer desde un principio. No está claro cuánto tiempo ha transcurrido desde el examen de Historia de la Magia, pero han sido varios capítulos y han pasado muchas cosas; casi parece una eternidad. Harry se aferra a la idea de que su cicatriz no le ha dolido tanto como otras veces, así que Voldemort no está ni muy contento ni muy furioso. Sin duda está dependiendo demasiado de su cicatriz, y su enemigo se está aprovechando de ello. Seguro que está tan tranquilo en su base esperando resultados.

Por su parte, los mortífagos se han puesto en marcha y han eliminado cualquier obstáculo que los chicos pudieran haberse encontrado en su camino a la sala de las profecías, principalmente los encargados de la seguridad. La verdad, me sorprende que el Ministerio tenga tan poca seguridad. Vale que los malos son bastantes y buenos magos, y que a esas horas habrá pocos empleados, pero es que Harry y los otros usan la entrada de visitantes como si tal cosa cuando en principio el edificio debería estar cerrado. Es todo muy raro.

Los chicos se mosquean al ver que no hay seguridad, pero siguen adelante, y al entrar en el Departamento de Misterios todo se vuelve de lo más extraño. Para empezar, están siguiendo las direcciones de alguien que ha estado allí en sueños; es cierto que son más visiones que sueños, pero cada vez que Harry habla de lo que hacía en sus sueños suena más ridículo. En ocasiones parece más emocionado por estar en el lugar que visita mientras duerme que ansioso por rescatar a Sirius.

Además, el Departamento de Misterios parece menos un laboratorio de investigaciones secretas y más una casa del terror, con paredes que se mueven y te desorientan, cerebros en una pecera y un arco misterioso que emite los susurros de los muertos o algo por el estilo (a día de hoy sigo sin tener claro qué se supone que es). Aunque se supone que tienen mucha prisa, el grupo termina entreteniéndose con todo lo que ven, como si estuvieran de excursión. Harry no podría estar más hasta las narices, e incluso él se distrae a veces. Los mortífagos también debían estar impacientes, lo que explicaría ciertas decisiones por su parte.

Cuando al fin llegan a la sala de las profecías todo se vuelve más serio, para caer a plomo en el momento en que llegan a la zona final de la sala, en la que no hay absolutamente nada, ni siquiera señales de que alguien haya estado allí antes.

Es difícil imaginar lo que pasa por la cabeza de Harry en ese momento, y desde luego en la de los demás; él se da cuenta rápido de que Hermione tenía razón, su visión no era real, pero después de todo lo que han pasado para llegar hasta allí no quiere reconocerlo, y se aferra a lo primero que le permita darle sentido a todo, la profecía que incluye su nombre, y que Ron desafortunadamente nota y hace ver a los demás. Con la profecía fuera de su pedestal, los mortífagos se dejan ver.

No voy a meterme con Harry por coger la profecía; si no lo hubiera hecho los mortífagos habrían intentado obligarle a cogerla bajo amenaza de matar a sus amigos. Al menos ahora pueden apiñarse para cubrirse y plantear una estrategia contra el ataque inesperado.

Observaciones y curiosidades:
  • Lo que le dice Harry a Ron cuando este se queja de no poder ver a los thestrals difiere en el original y la traducción: en la traducción, le dice que de ser él no se quejaría de poder verlos, posiblemente porque eso supone haber visto morir a alguien; en el original le dice que mejor que rece por que siga siendo invisible para él, como insinuando que pronto podría ver morir a alguien.
  • El conjuro flagrate viene del latín flagro, que significa "brillante" o "destacable" (de esa palabra viene el término español "flagrante").
  • La sala cerrada que funde la navaja de Sirius es al parecer la sala en la que se estudia el poder mágico antiguo, que Dumbledore asemeja al poder del amor.
  • En la etiqueta de la profecía, S.P.T. es Sybill Patricia Trelawney, quien pronunció la profecía; A.P.W.B.D. es Albus Percival Wilfric Brian Dumbledore, quien la escuchó según se pronunciaba; el Señor Tenebroso es Voldemort, por supuesto, pero le llaman así porque es el término que usa Trelawney en la profecía; finalmente, la interrogación junto al nombre de Harry significa que se cree que se refiere a él, pero no está confirmado.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Florean Fortescue

El texto de este mes de Pottermore trata sobre el heladero del callejón Diagon, que desapareció misteriosamente durante El misterio del príncipe y del que no volvimos a saber nada. ¿Qué planes tenía Rowling para él? Ahora lo sabremos:

"Florean Fortescue, propietario de una heladería en el callejón Diagon, es el centro de un plan fantasma (una narrativa que nunca llegó a la versión final de los libros). Harry le conoce en El prisionero de Azkaban, en el que descubre que Florean sabe mucho sobre magos medievales. Después, Harry descubre que uno de los antiguos directores de Hogwarts se llamaba Dexter Fortescue*1*."

Pensamientos de J.K. Rowling

"Florean es un descendiente de Dexter, y originalmente planeé que él fuera el conductor para pistas que necesitaba pasarle a Harry durante su búsqueda de las Reliquias, por eso establecí una familiaridad desde bien temprano. En esta fase, me imaginaba que Florean, con su afinidad para la historia, podría tener alguna información sobre temas tan diversos como la Varita de Sáuco o la diadema de Ravenclaw, mediante información pasada por la familia Fortescue desde su augusto ancestro. Según me iba acercando al punto en que tal información sería necesaria, hice que Florean fuera secuestrado, con la intención de que Harry y sus amigos le encontraran o rescataran.

El problema fue que cuando me puse a escribir las partes clave de Las Reliquias de la Muerte decidí que Phineas Nigellus Black era un medio mucho más satisfactorio para dar pistas*2*. La información de Florean sobre la diadema también parecía redundante, ya que podía darle al lector todo lo que necesitara saber al respecto mediante la conversación con la Dama Gris. Al final, parecía que había hecho que le secuestraran y asesinaran sin motivo. No es el primer mago al que Voldemort asesinó por saber demasiado (o demasiado poco), pero es el único por el que me siento culpable, porque fue todo culpa mía."

*1* Dexter Fortescue es el director del retrato que increpa a Phineas Nigellus por negarse a ayudar a Dumbledore en la noche del ataque a Arthur, así como quien se queja al ministro por hacer tratos con criminales como Willy Widdershins, en la noche de la huida de Dumbledore. En esta segunda ocasión Dumbledore se refiere a él por su apellido.

*2* Si recordáis, Hermione coge el retrato de Phineas de Grimmauld Place en un principio para evitar que Snape les espíe, y después lo usan para recibir información sobre Hogwarts (y de hecho Snape lo estaba usando para saber de ellos, aunque con buenas intenciones).