¿Qué es esto?

Soy un fan español de Harry Potter que quiere hacer un análisis completo de toda la saga del chico de la cicatriz, intentando destacar temas recurrentes, elementos que reaparecerán más adelante o que han aparecido después y cambios producidos en la traducción española de la saga (que no son pocos), además de curiosidades varias, para así algún día llegar a una perspectiva total de todo el universo Potter.

Cada lunes o martes habrá un post nuevo de cada capítulo de la saga analizándolo al detalle, y cuando acabe uno de los libros se hará un análisis de la película correspondiente, también habrá reseñas de la saga de Animales Fantásticos cuando vayan saliendo, así como del libro de El Legado Maldito al terminar la saga.

Asimismo, la primera semana de cada mes postearé una traducción personal de alguno de los textos que Rowling publicó en Pottermore y que ahora han quedado tristemente inaccesibles para los fans que no sepan inglés con la nueva versión. además de algunas aclaraciones sobre juegos de palabras, localizaciones, etc., y curiosidades que a lo mejor no sabíais.

Huelga decir que habrá spoilers a mansalva; si queda alguien en este planeta que no sepa las sorpresas típicos de la serie y no quiera saberlas que no se meta aquí. Queda avisado.

Cualquier comentario o sugerencia es bienvenido; ¡dejad vuestras impresiones tras leer!

lunes, 30 de octubre de 2017

Capítulo 37: La profecía perdida

En el capítulo 37 de Harry Potter y la Orden del Fénix, Dumbledore y Harry tienen su charla habitual de final de curso, solo que esta vez todo es distinto.

La charla que se produce después del clímax en cada libro ya es algo habitual. Dumbledore explica a Harry y a los lectores las cosas que han quedado sin resolver hasta el momento, y en general cierra la trama del libro. A estas alturas, ya es una tradición de la saga. Es más, en este capítulo revisitamos las ocasiones anteriores desde el punto de vista de Dumbledore.

Por supuesto, Harry no está de humor para recibir una charla. Una vez pasada toda la adrenalina del enfrentamiento contra Bellatrix y Voldemort no tiene más remedio que pensar, y la culpa le corroe por dentro. Lo peor de todo es que sí tiene algo de culpa en lo que ha sucedido, pero, por supuesto, no la tiene toda, y no debe apalearse por ello. Sin embargo, no es fácil pensar de otra manera.

Dumbledore lo sabe, pues también ha perdido a seres queridos, y su experiencia le permite empatizar con Harry, por más que éste quiera negar la posibilidad; para él no hay nada más doloroso que lo que está sufriendo en aquel momento, y cualquier intento de entenderle, de sentir lo que él siente, es inútil y falso.

No es que el director no haya pasado por las mismas experiencias; pero al igual que supo en su día que tenía que sacarle la información a Harry lo antes posible a pesar de su estado, ahora también sabe que necesita oír lo que tiene que contarle, aunque en ese momento él pueda pensar lo contrario. Así pues, espera con paciencia y serenidad a que Harry acceda a escuchar.

A Dumbledore también le reconcome la culpa: se alejó tanto de Sirius como de Harry en un intento de protegerlos, pero el resultado final ha sido desastroso. Especialmente, su idea de que Snape enseñara oclumancia al segundo fue un error absoluto. Consciente de las consecuencias de sus errores, ha decidido contárselo todo a Harry al fin (bueno, todo no. En todo caso, lo que sabe seguro).

Así, vemos los eventos de la saga desde la perspectiva de Dumbledore, parte benefactor y parte conspirador. Aunque el director siempre tuvo en mente el bienestar de Harry, de una forma u otra sabía que el muchacho sería la clave para acabar con Voldemort de manera definitiva, y tomó los pasos necesarios para que eso sucediera.

Así, vemos las anteriores charlas de final de curso desde su perspectiva: cómo, año tras año, Harry se desenvolvía en circunstancias imprevistas mucho mejor de lo que el director pudiera haber previsto, y cómo su interés pragmático se fue tornando en un cariño legítimo, un deseo de proteger a Harry a costa de todo lo demás, como haría un padre. Es decir mucho que Dumbledore le esté confesando esto, desvelando hasta qué punto le tiene en estima, en un intento casi desesperado de excusarse por no contarle antes el contenido de la profecía.

El contenido de la profecía no es realmente importante desde el punto de vista del lector, pero para los personajes de la historia es una revelación devastadora: una persona al parecer nacida con el fin de matar a Voldemort interesará inevitablemente al propio villano y a sus enemigos; el señor oscuro, que sólo se enteró de parte de la profecía, trató de atajar el problema de raíz y al hacerlo cumplió la siguiente parte de la profecía. Por su parte, Dumbledore no dio la profecía por completada con su derrota y tomó las medidas necesarias.

Así, Harry debe unir a la muerte de Sirius la revelación de que está destinado a acabar con Voldemort algún día, siempre que su enemigo no acabe con él primero. Con todo, podemos saber que si hay alguien que puede entender su situación mejor que nadie, es Dumbledore.

Esta semana empieza noviembre. El texto de este mes será sobre la profesora Trelawney, que inició toda la trama con su fatídica profecía. ¡Nos vemos!

Observaciones y curiosidades:
  • El director corpulento de nariz roja que pregunta a Harry si Dumbledore volverá pronto es Dexter Fortescue, el antepasado de Florean Fortescue. Para saber más sobre ambos consultad este texto.
  • En la traducción, Dumbledore dice que Rookwood informó a Voldemort de que las profecías sólo podían ser retiradas por aquellos a los que se refieren, y que él (Voldemort) ya conocía esa información. Sin embargo, eso no tendría sentido, porque entonces no habría intentado mandar a Sturgis y a Bode a cogerla. En el original dice que lo que le cuenta Rookwood a Voldemort ya lo sabían ellos, la Orden del Fénix. 
  • Como sabéis, el espía que captó parte de la profecía no fue otro que Snape, que al contarle a Voldemort lo que pudo escuchar lo inició todo, incluyendo su propio cambio de bando. Asimismo, quien descubrió a Snape y le echó del local fue Aberforth, el dueño del local y hermano de Dumbledore.

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